¿Qué son los pezones invertidos?
Un pezón estándar mide habitualmente un centímetro de largo por un centímetro de ancho. Si el pezón no sobresale de la areola, o incluso está hacia dentro, y tiene el aspecto de un ombligo entonces puede hablarse de inversotelia o pezón invertido.
Esto ocurre cuando los pezones carecen de la saliente normal; el pezón está hundido y retraído hacia el interior del pecho.
Afecta a más mujeres que hombres, y puede darse en una o las dos mamas.
Se trata de una alteración que sucede cuando los conductos llamados galactóforos (los que permiten el paso de la leche hasta el pezón) son más cortos de lo normal, hecho que origina la retracción de los pezones.
GRADOS:
Tradicionalmente, se establece una clasificación de los pezones planos o invertidos según tres posibles grados atendiendo a la protrusión del pezón cuando es estimulado:
- Grado 1: el pezón protruye con facilidad al aplicar una estimulación leve en la aureola o incluso por exposición al frío; al soltar la presión, este mantiene su extensión por encima del nivel en lugar de retraerse de manera inmediata. Este grado por lo general no compromete la lactancia, y produce poca fibrosis (exceso de tejido conectivo).
- Grado 2: el pezón se extiende al ejercer presión, aunque no con facilidad, y se retrae tan pronto como finaliza la manipulación. Suponen en más casos una complicación en la función para la lactancia. Generalmente, existe un nivel de fibrosis moderado, con una retracción leve de los conductos galactóforos o mamarios.
- Grado 3: el pezón está retraído y no reacciona ante la estimulación, lo que impide su proyección. Esta es la forma más grave de inversotelia, con una notable cantidad de fibrosis y retracción de los conductos mamarios. Los pacientes además son susceptibles de sufrir otros síntomas: erupciones, infecciones o problemas de higiene, además de la incapacidad para dar de mamar.
La inversión de grado 2 o 3 requerirá intervención médica, siendo la cirugía la mejor opción.
¿En qué consiste la intervención quirúrgica?
- Esta operación ambulatoria es sencilla y se realiza bajo anestesia local, con una duración aproximada de veinte minutos por pezón.
- La técnica conlleva una incisión en el borde inferior de la areola para que el pezón sea fraccionado en la parte superior y luego suturado en una nueva posición.
- La cicatriz es prácticamente invisible por su mínima longitud y por estar ubicada en el límite entre la areola y la piel.
- Los métodos más recientes permiten hacer el proceso sin cortar conductos mamarios, preservando los nervios y vasos sanguíneos, lo que posibilita la lactancia después del procedimiento y mantener la sensación y sensibilidad del pezón.
- El resultado final de la operación es muy natural.
- Podrás volver a casa el mismo día y retomar tu vida cotidiana al día siguiente.