La nueva revolución que regenera los tejidos, disminuye la flacidez y mejora la calidad de la piel de manera natural, por un mecanismo de acción puramente fisiológico.
Son unas moléculas (fragmentos de ADN) con propiedades bioquímicas que crean el entorno ideal para la estimulación y crecimiento de las células. Producen un efecto antioxidante que frena las consecuencias de los radicales libres en la piel y que desempeñan un papel crucial en la regeneración de los tejidos, promoviendo un incremento de los factores de crecimiento epidérmicos.
Esta fórmula molecular redensifica y fija el agua, garantizando la perfecta hidratación de la piel, y fomentan su elasticidad, mejorando así la flacidez cutánea y la textura de la piel, dando paso a una piel más tersa y firme. Son una de las claves para la lucha contra uno de los más claros signos de envejecimiento cutáneo, la flacidez y las arrugas, los causantes de que notes tu piel sin firmeza y sin definición.
Los polinucleótidos promueven la estimulación de los fibroblastos, produciendo colágeno, favoreciendo la hidratación y la eliminación de los radicales libres.
El efecto de los polinucleótidos no está determinado por el hecho en sí mismo de que el producto persista en el tejido, sino por el hecho de que su degradación desencadena una mejora gradual de la calidad de la piel y los tejidos por la bioestimulación fisiológica.
Ayudan a la reparación celular estimulando la síntesis de sustancias como el ácido hialurónico, el colágeno y la elastina (fundamentales para combatir la flacidez y el rejuvenecimiento cutáneo). Estas moléculas consiguen reparar el daño celular haciendo que la piel tenga un aspecto más joven y terso.
El tratamiento se aplica como una mesoterapia, microinyecciones con una aguja muy pequeña y fina, pero con unos resultados mucho más duraderos en el tiempo. Se recomiendan entre 3 y 4 sesiones de choque dependiendo de la gravedad de cada caso en particular.